Cuando nace un niño/a, generalmente los padres y madres se plantean algunas cosas... Nuestra vida va a cambiar, tenemos que educarlo/a bien, ponernos de acuerdo en lo importante, intentar que llegue a ser alguien........ a ver si le gusta estudiar...... ojalá no se meta en líos........ ojalá sea feliz.........
El niño nace y todo son fiestas, cariño, mimos, ilusión. Ay, que llora...... mira cómo se ríe........ cómo grita, qué pulmones........ cuánto genio tiene mi niño..............
Y va pasando el tiempo. Tenemos que hacer cosas y el niño/a no nos deja, quiere estoy y lo otro y lo de más allá. Y como tenemos que hacer cosas, se lo damos, para que nos deje un ratito, para que se calme, para que se sienta bien........... Y el niño crece, y cada vez los "quiero esto" son más frecuentes y las exigencias mayores.
Y cuando nos damos cuenta, el niño tiene 14 años y mucho poderío........
Esta mini reflexión, aún a riesgo de ser tachada de fácil (es cierto, lo es), no deja de ser verdad en muchas familias hoy día. Y como nadie nace sabiendo hacer nada y mucho menos sabiendo educar, es necesario que nos planteemos un poco qué está pasando.
¿Alguna idea?
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